La amante alemana con traje de cuero, máscara roja y cabello rubio tiene un esclavo con ella. El hombre sumiso se para en medio de la habitación y se masturba la polla. Mientras tanto, la dominatriz ordena cómo debe masturbarse, es decir, de la forma en que la amante lo quiere. La mujer dominante le muestra al sumiso que no puede hacer nada y le deja sentir que ella está visiblemente molesta por su pobre desempeño en la masturbación. Y al final no le deja inyectarse porque el fallo tarda demasiado.
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